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En plena crisis de conversión es tomado por loco e ingresado al Hospital Real de Granada, viendo y soportando la dureza y maltrato expresa su deseo que marcará el resto de su vida: “Jesucristo me traiga tiempo y me dé gracia para que yo tenga un hospital, donde pueda recoger a los pobres desamparados y faltos de juicio, y servirles como yo deseo”. El 16 de mayo sale del Hospital Real de Granada, se dirige en peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura, es allí donde promete entregarse a los pobres, enfermos y desfavorecidos.
Por distintos contactos consiguió que la Familia Venegas, que tenía un palacete en la ciudad de Granada, le dejara el zaguán, donde acogía a las personas que encontraba en la calle, a quienes atendía y alimentaba con las limosnas que pedía. El espacio y las condiciones se hacían insuficientes por las numerosas personas que allí acudían; lo cual le urgió que buscará otro lugar. Esta situación dio origen a lo que considera la fundación de su primer Hospital, un pequeño local en la calle Lucena.
Juan de Dios instaura así una manera de vivir y servir, se iba conociendo su obra, su manera de atender a las personas. Su estilo despierta admiración y adhesión empezando a motivar a personas que de manera voluntaria acuden a su centro a echarle una mano con su tiempo y conocimientos; llamaba la atención cómo organizó el centro cuidando todos los detalles, buscando hacer el bien de la mejor manera posible. Como el primer hospital se quedó pequeño fundó otro más grande, y así fue creciendo y extendiéndose por todo el mundo la Familia Hospitalaria.
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